
La primera entrada de esta página.
Seguramente muchos de los que leáis estas palabras esperaréis algo pedante para demostrar lo elevado de los pensamientos y el criterio de quien escribe. Otros esperarán una descripción filosófica sobre nuestras intenciones. O puede que incluso alguno espere que tratemos de guiarle.
Pero no, esta página no va de nada de todo eso. No queremos competir con revistas que admiramos, como GQ o Esquire, ni ser la rivales de críticos de cine o literatura. Sencillamente expresaremos nuestras ideas, gustos y aficiones. Porque eso es lo importante. Si lo que escribimos sirve para que alguien lea un libro, vea una película o despierte cierto sentido crítico estaríamos encantados. Si no, esperamos no ofender a nadie.
Por eso, como nuestra intención no es crear un club de intelectuales ni de bon vivants, la primera crítica que haremos será literaria. De un libro del autor americano Jonathan Ames: ¡Despierte, señor!
Os voy a decir la verdad: no descubrí a Jonathan Ames por su literatura. Fue gracias a la serie Bored to death que llegó a mis oídos este escritor. Y lo hilarante de la serie despertó mi interés en conocer su obra.
¡Despierte, señor! es su última obra, publicada en España por Principal de los Libros.
¿Es un libro que te va a cambiar la vida? No, por supuesto que no.
¿Es un libro que trascenderá la historia? Probablemente tampoco.
¿Por qué, entonces, me ha gustado? Porque es un libro entretenido, y muy divertido.
Las peripecias del excéntrico Alan Blair (que, en el limitado conocimiento del autor que poseo, no deja de ser un trasunto del mismo) no dejarán de sorprenderte. La prosa es muy viva, y te conduce de capítulo en capítulo con la misma voracidad que un libro de novela negra sueca o Crimen y castigo.
Alan no deja de tener reflexiones disparatadas que te harán sentir empatía hacia él, incluso aunque no sea un protagonista heroico. Más bien al contrario. Pero, ¿quién de nosotros no tiene ese lado excéntrico?
Entre los peros, porque no parezca una crítica laudatoria, está el uso de muchos clichés culturales americanos, que tal vez alguno de los lectores menos familiarizados no conozcan.
Además de la labor de Jonathan Ames en trasladarnos a su loco universo (y de Alan Blair) me gustaría destacar la fantástica traducción de Joan Eloi Roca. Deformidad profesional, pero cuando un libro tiene una mala traducción (y en breve os comentaré alguno) me dan ganas de destruirlo.
¡Menudo final violento! Os esperamos en breve. ¡Y námaste!